Vivimos una situación excepcional, momentos que nadie, ni en sus peores pesadillas podía presagiar. Tiempos de incertidumbre, de inquietud, en los que apelar a ayudas externas no garantizan, ni de lejos el futuro de nuestras empresas y empleados. Pero es el tiempo de reinventarse. 

ESPAÑA HACE UN PASO ADELANTE

Cuando, incluso las estadísticas de los que nos gobiernan, plantean un panorama de desolación para esconder sus propias miseras, este país, como en tantas y tantas ocasiones, será capaz de mirar adelante.

De nada nos sirven los lamentos (eso es cosa de cobardes), y mucho menos esperar el auxilio de nadie. Las empresas y autónomos de este país sólo podemos apelar a nuestra capacidad de adaptación para hacer, de este bache, una nueva oportunidad. Una vez más y con capacidad renovada.

Somos pueblo de valientes, inadmisibles al desaliento. Con muchas capas de miseria a las espaldas y con una sola voluntad, mirar adelante. Porque no conocemos otra, porque la miseria de nuestros gobiernos nos ha obligado a ser mejores que ellos, porque esa dureza, lejos de hacernos más débiles, nos ha hecho mucho más fuertes.

Si hay algo que nos ha caracterizado durante siglos, ha sido nuestra capacidad de adaptación. Nuestro potencial de reinversión ha sido siempre motivo de admiración incluso, entre las mayores potencias del continente.

EL TIEMPO DE REINVENTARSE

Es tiempo de demostrar al mundo de qué estamos hechos. De reinventar, una vez más, nuestra forma de seguir adelante, de mantener la forma con la que nos enfrentamos a los problemas, de afirmar que nada, ni siquiera el peor de los virus, puede con un país como el nuestro.

Cada día vemos como esta afirmación se manifiesta. La idea, tan perpetuada por determinados sectores en este país, de que la empresa sólo mira por su propio beneficio, se volatiliza en forma de reconversión en torno al bien común, de solidaridad y voluntad por mantener el esfuerzo conseguido con el esfuerzo de todos, empresarios y trabajadores.

Entender que todos somos uno, es uno de los grandes desafíos que tenemos. Cada cual con sus intereses e inquietudes. Pero si conseguimos demostrarnos lo que a mediados del s. XX consiguió ver en nosotros uno de los mayores estrategas de la historia moderna, habremos conseguido ser mejores, por nuestras familias, por nuestra sociedad y por nuestro país.

Son muchas las naciones, hermanas, que ven en nosotros su fortaleza. No podemos fallar. Por nosotros y por ellas, ha llegado el momento de demostrar que somos mucho más que los de arriba piensan. Mucho más solidarios, mucho más hermanos del mundo, mucho más personas.