El pasado 7 de abril se levantaba el confinamiento de Wuhan. 76 días después, China daba por controlada esta pandemia que ha movido el núcleo económico mundial en una sola dirección. La histeria colectiva, con la llegada de la pandemia a Europa y América, transformó el mercado chino después del COVID-19 y lo convirtió en una especie de mercado medieval en el que todo valía.

El mercado después del COVID-19

El mercado de precios desbocado, la demanda internacional loca por garantizar suministros y en medio de todo esto, miles de empresas e intermediarios frotándose las manos.

“Aunque apenas ha pasado sólo un mes, es increíble cómo este terremoto lo ha cambiado todo”

Y cómo en un momento de locura tal, la economía demuestra su capacidad para reinventarse y seguir adelante.

A finales del mes de marzo, coincidiendo el inicio de la actividad en China con la propagación del virus, sobre todo, en Europa, se desató una actividad frenética para garantizar el suministro de material sanitario y EPI. Gobiernos y empresas miraban hacia Asia como a una tabla de salvación y de negocio.

Los precios ya estaban locos tras la brutal demanda previa del país asiático, al que se le obligó a llevar mascarillas desde el primer día. Cuando llegamos desde Europa a comprar material, China era un mercado que necesitaba activar su economía a toda costa.

Ha sido increíble ver un monstruo como China ponerse en pie y activarse de una forma tan rápida como controlada.

Incremento de la demanda

La demanda estaba ya llamando a las puertas con mucha ansiedad. Europa empezaba a transformarse en la bomba de relojería que ha terminado siendo. Italia, España y el resto de países europeos, provocaban un incremento de la demanda tan brutal que muchas empresas chinas utilizaban todos los medios a su alcance para garantizar sus negocios.

Miles de compañías empezaron a orientar propuestas de material sanitario y EPI a todos sus clientes en el mundo, especialmente europeos.

“De pronto, recibías ofertas de EPI de un proveedor tuyo…”de sartenes”. Otras veces, comerciales de alguna empresa con la que habías tratado te contactaban para ofrecerte también producto. La documentación que aportaban en muchos casos o no era la correcta o sencillamente, era falsa.”

Lo más relevante, y peligroso, ha sido la forma de pago que se ha implantado desde el primer momento. Pagar por adelantado, supone un riesgo, sobre todo, si el proveedor está a más de 10.000 km de ti.

Si a esto le añades una situación del mercado tan caótica como desbocada, la cosa se ha terminado poniendo fea para muchas empresas que apostaron en estos primeros momentos.

Y la cosa acabó estallando

El envío de partidas de material defectuoso a diferentes países europeos (España, Holanda o Alemania), y su consiguiente queja a las autoridades chinas, provocaron una reacción en la administración tan potente como estricta.

Con una voluntad clara por regular un mercado desbocado, el gobierno chino vuelve a mostrar músculo mediante una burocracia muy engrasada capaz de poner en marcha medidas de gran calado en, a veces, horas.

Primero ha sido la revisión de las licencias de fabricación, comercialización y exportación. Se bloquearon cientos de miles de licencias hasta su verificación y reautorización por las autoridades chinas. Muchas de ellas fueron bloqueadas por incumplir las líneas de producto para las que estaban autorizadas.

Al mismo tiempo se revisaban todas y cada una de las fábricas que se dedicaban a la fabricación de EPI y PS. El objetivo en todo momento ha sido el de mantener la imagen de seguridad y calidad que ofrece el mercado chino al resto del mundo.

Más control…

Hace algo más de una semana, en apenas dos días, el gobierno chino decidió controlar aún más la salida de material desde sus aduanas. El aeropuerto de Shanghai sería la puerta “única” de salida para la mayor parte de las exportaciones. Todos los pedidos que estaban o se dirigían a distintos aeropuertos tuvieron que reenviarse a Zhejiang. Nuevos retrasos en la salida de miles y miles de pedidos.

En los últimos días, el gobierno chino ha vuelto a dar una vuelta de tuerca. Todos los productos de exportación relacionados con el COVID-19 han de llevar una identificación en sus embalajes. Sin esta “certificación” no puede salir la mercancía.

La necesidad de poner orden en el caos frente a la de suministrar de forma inmediata y masiva al resto del mundo, son dos prioridades tan necesarias como enfrentadas, especialmente en las primeras fases. Desde Cecogrup, creemos que los canales de suministro terminarán estabilizándose y fluyendo de forma ordenada. Son estos momentos de transición los que voltean el mercado generando cierta intranquilidad.